Reclusas en condiciones de esclavitud
[31-05-2012]
Dania Virgen García
Periodista Independiente
(www.miscelaneasdecuba.net).- En la prisión de régimen especial de 
Granja Cinco, en la provincia de Camagüey, el salario de las reclusas no 
está acorde a las horas trabajadas, asegura la reclusa Gleidis Caridad 
Montoya Tamayo.
Varias de las internas trabajan de lunes a sábado, de siete de la mañana 
a cuatro de la tarde, en el almacén de ropas recicladas de PROVARI. Su 
trabajo consiste en seleccionar la ropa según su calidad. La norma 
diaria es de 4 pacas de ropas, que les pagan al equivalente de 50 
centavos de dólar. Muchas reclusas hacen hasta 10 pacas diarias, pero el 
salario devengado al mes es de dos dólares a dos dólares y cincuenta 
centavos.
Otros de los trabajos de las reclusas en PROVARI es coser uniformes de 
presos, forros de colchones, juegos de sábanas, camisas, etc. Tienen el 
mismo horario. Devengan salarios que oscilan entre un dólar y un dólar y 
medio al mes (entre 24 y 35 pesos).
La empresa que atiende a las reclusas radica en La Empresita, un 
campamento de mínima para los reclusos, donde se trabaja en la 
construcción de colchones y almohadas. Allí trabajan esporádicamente las 
reclusas en el relleno de las almohadas. Hacen más de mil en un día. El 
salario mensual es de menos de 20 dólares. Trabajan con un horario de 8 
de la mañana a 4 de la tarde, de lunes a sábado.
La cocinera de penal trabaja cada dos días. Tiene un salario de 9 
dólares al mes, pero le descuentan la mitad por el avituallamiento (que 
no se les da mensualmente). Les descuentan también desayuno, almuerzo y 
comida que son dos centavos dólares.
La jardinera, la que opera la turbina, y la que atiende el área materna, 
reciben el mismo salario.
Las auxiliares de limpieza, ayudantes de cocina, y enfermeras no 
devengan salario alguno.
La cocinera que atiende el área militar, trabaja a diario sin descanso, 
con el mismo salario de la otra cocinera. Sus ayudantes no devengan 
salario. Atienden el comedor de los oficiales y el de los jefes, que es 
en la planta alta. Otro grupo de reclusas atienden otro comedor, en la 
planta baja, para trabajadores de Inmigración, PROVARI, y Aduana.
Las reclusas que trabajan tienen que pagar de su salario, a pesar que no 
que no obtienen la cantidad necesaria para mantener a sus hijos y 
familias, el avituallamiento, desayuno, almuerzo, y comida de las 
reclusas que no trabajan.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=36126
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