martes, 14 de mayo de 2013

Las prisiones de verdad

Las prisiones de verdad
Lunes, 13 de Mayo de 2013 02:52
Escrito por Dania Virgen García

Cuba actualidad, San Miguel del Padrón, La Habana, (PD) La epidemia del
cólera que azotó a la mayoría de las prisiones cubana el pasado año
causó graves estragos entre los presos, propensos a la enfermedad por la
falta de higiene, la mala alimentación y la deficiente asistencia médica.

Ante la epidemia, el general Marcos y sus subordinados de la Dirección
de Cárceles y Prisiones prohibieron la entrada de alimentos elaborados
que les llevaban los familiares a los presos, con mucho sacrificio, cada
45 días.

La comida de los presos es poca, mal elaborada y a menudo en mal estado.
Más del 80 % de la población penal está desnutrida.

Por la carencia de atención bucal, a un 60 % de los presos se le han
caído los dientes, o los tienen picados y partidos. Un 30 % de los
presos tienen afectada la visión.

Cuando un virus ataca a las prisiones, la mayoría de los reos se
contagian por el deterioro de sus sistemas inmunológicos. Los que
padecen enfermedades crónicas se agravan con el tiempo, principalmente
los hipertensos, diabéticos, tuberculosos, enfermos de VIH-SIDA,
cancerosos, cardiópatas, y otros.

A los presos les dan un sancocho que no sirve ni para los animales, en
una triste y mínima ración que no supera los 120 gramos, de aporreado de
tenca con olor a podrido, con espinas y vísceras incluidas, picadillo
putrefacto: ese es el plato fuerte Lo más parecido a vómito de perro. Lo
demás: chícharos que nadan en agua sucia, con gorgojos, arroz con
semillas y piedras, todo elaborados sin aceite y sin condimento alguno;
las ensaladas con tierra, caracoles, el pan con cucarachas, mierda de
ratones y moscas; lo que llaman leche es un cocimiento con sabor a
tierra y orina.

Sé que habrá incrédulos, pero se los puedo asegurar: estuve presa y
"disfruté" este tipo de alimentos.

A cinco meses de la epidemia de cólera, continúa la prohibición de
llevar alimentos a las prisiones. Dicen que es para impedir que se
introduzcan drogas y sicofármacos en las prisiones.

Se sabe que los que mantienen el negocio de las drogas dentro de las
prisiones son los médicos, enfermeros y carceleros, que se los
suministran a los llamados disciplinas, que son generalmente presos con
altas sanciones (asesinos, violadores, pederastas).

El negocio de los fármacos en las prisiones, no ha desaparecido. Al
contrario, ha crecido. Cómo es posible si ya los familiares no pueden
entrar comida elaborada a los presos y después de las visitas familiares
y los pabellones conyugales, son desnudados, obligados a hacer
cuclillas, y requisados minuciosamente por los carceleros.

Las imposiciones de los carceleros y los altos funcionarios del MININT,
en las prisiones son artimañas para proteger a los verdaderos traficantes.

En las prisiones cubanas todos los uniformados conocen cómo funciona el
negocio de los sicofármacos.

Los carceleros y los trabajadores civiles son los que diariamente
introducen estos medicamentos y el alcohol en las prisiones. Los
llamados disciplinas, los chivatos, son los encargados del tráfico con
los presos.

Esto ocurre desde hace muchos años, delante de los ojos de los altos
oficiales del MININ T, que son los supuestos encargados de combatir la
corrupción.

Estos oficiales del MININT y sus carceleros, torturan, roban, atentan
contra la vida de los presos enfermos o en huelga de hambre, les
propinan golpizas hasta dejarlos con cicatrices para toda su vida, los
matan de hambre o con sobredosis de sicofármacos, y luego reprimen a los
que denuncian estos hechos. Se jactan de que ellos son los que mandan en
las más de 200 prisiones y campamentos de trabajo forzoso CETEN, donde
los presos son tratados como animales.

Solo le digo al canciller Bruno Rodríguez Parrilla, que debe verificar
bien el informe que entregó en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU:
sus jefes le están haciendo quedar muy mal.

Para Cuba actualidad: dania.zuzy@gmail.com

http://primaveradigital.org/primavera/component/content/article/118-represion/7396-las-prisiones-de-verdad-.html

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