26-08-2011.
Dania Virgen García
Cubadentro
(www.miscelaneasdecuba.net).- En la prisión del Combinado del Este, el
recluso cubano-americano, Carlos Alberto Pérez Ávila, afirma que se
encuentra preso por un delito no cometido.
Ciudadano americano, universitario, se encuentra en prisión desde el año
2007. En la causa 165/2007, lo juzgaron por asesinato a treinta años de
privación de libertad.
Pérez Ávila pidió una revisión de causa para que se esclareciera su
inocencia al fiscal general de la república. En la respuesta, enviada
el 17 de diciembre 2010 por el vice fiscal general Carlos Raúl
Concepción Rangel, y recibida el 18 de febrero de 2011, queda claro que
el acusado no cometió el delito, que "los fiscales y jueces cometieron
fallos desatinados, culpándolo cuando no hubo prueba alguna que lo
involucrara con los hechos que le fueron imputados, anulando la
sentencia impugnada y procediendo con el artículo, 464, inciso 6 de la
ley de procedimiento penal, disponiendo la nulidad de las actuaciones y
la retroacción del proceso".
No obstante, Carlos Alberto Pérez sigue en espera de su libertad. Ha
estado en Villa Marista en dos ocasiones. La última vez fue por siete
meses, y le reabrieron el expediente, demostrando su inocencia.
La Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana tiene
conocimiento de los hechos. El recluso ha sido visitado por funcionarios
norteamericanos, que tienen en su poder todos los documentos antes
mencionados.
El preso presenta síntomas de colitis ulcerativa, ulcera duodenal y
presión arterial. Tiene que recibir dieta pero hace cuatro meses que no
recibe la adecuada.
Se niega a ponerse el uniforme de preso por sus síntomas de dermatitis
en la piel y además porque es inocente y lleva en prisión cuatro años
ilícitamente. Los funcionarios de orden interior lo han amenazado por no
ponerse la ropa de preso. Una de estas amenazas se produjo el 19 de
agosto, cuando tuvo su visita consular. También por no ponerse el
uniforme le impidieron participar en la misa de los padres católicos
Juan y Ricardo.
El día 13 de agosto el primer teniente Ernesto Miranda, reeducador del
piso 3 lo amenazó y le comunicó en forma descompuesta que no le
interesaba que estuviera autorizado por los jefes de la prisión a no
usar uniforme, porque él disponía allí "lo que quisiera".
Pérez Ávila afirma que ha recibido torturas sicológicas y físicas por
parte del oficial llamado Riquelme, en las celdas de mayor rigor del
área 47, donde pasó dos años y seis meses.
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