Carta desde una prisión cubana: "Se acabó el abuso y llegó el mismo 
atropello"
Un año después de la muerte de Orlando Zapata, LD ha tenido acceso a la 
carta de un preso cubano, escrita mientras Moratinos se reunía con los 
Castro.
2011-02-23
Nuria Richart
Es un documento poco habitual. Los presos cubanos no se arriesgan a 
poner por escrito los detalles de la vida en las prisiones, los castigos 
y la corrupción, por miedo a las represalias. Pero Erik, alias "Hack el 
viajero", un preso común, lo hizo.
En ésta revela el día a día en Camagüey, pero también cuánto están 
cambiado las cosas en la isla, en concreto en las cárceles. Cómo están 
cambiando, a peor.
La carta está fechada en julio del año pasado, en la Prisión de Máxima 
Severidad Kilo 7 de Camagüey. Fue escrita mientras el entonces Ministro 
de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos disfrutaba en Cuba de la final del 
Mundial de Futbol junto al dictador Raúl Castro. Por supuesto en aquel 
viaje Moratinos tampoco se reunió con la disidencia en la isla y 
prefirió seguir el discurso de que la excarcelación de presos cubanos 
traería cambios políticos en la isla.
Erik escribe a un amigo, Téllez, pidiéndole ayuda para recuperar sus 
enseres porque le han trasladado a otra prisión, en otra región, sin 
previo aviso. Él es habanero y le llevan a Camagüey, a 700 kilómetros. 
Éste es uno de los métodos de tortura habituales que usa el régimen de 
los Castro. Alejan al reo de su familia, para que no reciba visitas y 
además le someten a la incertidumbre de llegar a un centro, a un entorno 
nuevo, sin amigos y con autoridades y métodos de obediencia y límites de 
castigo desconocidos.
Raúl Castro aplicó esta misma tortura a Orlando Zapata Tamayo, y ésta 
fue precisamente la razón por la que comenzó una nueva huelga de hambre, 
el 3 de diciembre de 2009. Le dejaron un mes y tres días tirado en una 
celda y como relata su madre "le suspendieron el agua durante 18 días".
La carta de "Hack el viajero" nunca llegó a su destino. Ha pasado de 
mano en mano, buscando unos ojos que le prestaran atención y unos labios 
que reprodujeran su contenido. Algunos de los que la han leído se han 
sentido identificados, otros en cambio, pellizcados en el estómago, 
dolidos y consternados."
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