Preso a punto de morir, ¿culpable o inocente?
El recluso Emmanuel Abréu Sánchez lleva tres meses en huelga de hambre.
Su estado de salud es crítico
miércoles, agosto 12, 2015 | René Gómez Manzano
LA HABANA, Cuba – El recluso Emmanuel Abréu Sánchez acaba de cumplir
tres meses en huelga de hambre. La sostiene a ultranza con el objetivo
de conseguir que las autoridades reconsideren la decisión que lo
mantiene privado de libertad. La sanción que está cumpliendo es por la
comisión de un supuesto tráfico de personas.
En opinión del mismo reo, ese delito, en realidad, no existe. Lo mismo
—creo yo— pensará cualquier persona imparcial —sea jurista o no— que
analice las circunstancias que concurren en su caso. No lo consideraron
así los jueces del Tribunal Provincial de Guantánamo ni los del Supremo,
quienes lo han enviado a prisión por la friolera de doce años.
Esa injusticia, así como el peligro inminente de muerte en que se
encuentra el sancionado, movieron a su mamá Meibol a solicitar la ayuda
de los abogados de la Corriente Agramontista, que me honro en presidir.
Esa asistencia legal independiente se ha materializado en la redacción
de un escrito de revisión que la atribulada señora acaba de presentar.
La argumentación de ese documento no es compleja. La misma sala que lo
juzgó, al narrar los hechos en su sentencia, plantea que fue otra
persona quien concibió la idea de emigrar; un tercero se encargó de
coordinar todas las actividades; otro más fue quien contrató el
automóvil que desde Ciego de Ávila hasta Holguín fue recogiendo a los
potenciales emigrantes; entre ellos a Abréu Sánchez, un pasajero más.
La única acción concreta que la sentencia le atribuye a Emmanuel es que,
al llegar a la ciudad de Florida, Camagüey, él se bajó del auto para
hablar con el Primera Base del equipo de béisbol de la provincia
agramontina, Daris Reinier Bartolomé Vega. Este deportista era otro de
los que anhelaba labrarse un mejor destino en tierras extranjeras.
Los mandarines castristas, como nuevos señores feudales, ardieron de
indignación al conocer que alguien había intentado privarlos de los
servicios de un atleta destacado. Como resultado de la feroz reacción
oficialista, pagaron justos por pecadores: casi todos los que habían
intervenido de un modo u otro en el plan —entre ellos Abréu
Sánchez—fueron procesados por el supuesto tráfico de personas.
O sea, que, según los magistrados comunistas, la intentona tuvo más
promotores y organizadores (que es lo que, según la Ley, constituye el
referido delito) que simples pasajeros. Para expresarlo con la
pintoresca y certera frase popular: En este caso (y en opinión de esos
sesudos jueces) hubo más caciques que indios…
La alternativa era considerarlo autor de una salida ilegal del
Territorio Nacional. Como regla, hace años que este delito no es
aplicado a quienes intentan marcharse del país sin cumplir las
formalidades establecidas. Pero —pese a lo que muchos legos piensan en
contrario— él aún sigue figurando en el Código Penal.
Como es natural, Emmanuel no podía aceptar con tranquilidad su
arbitrario envío a prisión por una docena de años. Tan pronto supo que
la injusta sentencia había sido ratificada, utilizó para protestar el
único medio al alcance de un reo cubano: la huelga de hambre. Son
incontables las calamidades que, como consecuencia de esa decisión, ha
sufrido él en las cárceles comunistas.
En la Prisión de Guantánamo le propinaron golpizas, le pusieron
grilletes en cintura, manos y pies y lo crucificaron (esposado a una
reja) durante horas. Una vez en La Habana, en el Combinado del Este, lo
desnudaban delante de presos homosexuales y otras personas. Ya muy
deteriorado, después de trasladarlo en una carretilla hacia una especie
de sótano, lo lanzaron escaleras abajo, como si fuese un fardo…
Al cabo de un mes y una década de ese calvario, el deterioro de su salud
obligó a trasladarlo a la Sala de Penados del Hospital Nacional "Enrique
Cabrera", donde su vida corre serio peligro. Allá la afligida Meibol
llama por teléfono, o acude a verlo en las contadas ocasiones en que la
Seguridad del Estado le concede esa gracia: más o menos cada 15 o 20 días.
Es ella quien informa a la opinión pública sobre la situación actual de
su hijo. El pasado lunes pudo entrevistarse con él y comprobó
personalmente su mal estado de salud: llevaba 28 horas sin orinar.
"Durante la huelga, Emmanuel ha perdido más de la mitad de su masa
corporal", afirma.
La abnegada madre presentó la solicitud de revisión en el Ministerio de
Justicia el pasado lunes. Ahora las autoridades cuentan con una
posibilidad legal para solucionar el caso de Abréu Sánchez. Esperemos
que, para bien de la justicia, de su salud e incluso de su vida, no
tarden en hacer uso de ella.
Source: Preso a punto de morir, ¿culpable o inocente? | Cubanet -
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