Cuba y el tema del confinamiento en solitario de los presos
Martes, Octubre 2, 2012 | Por Miriam Leiva
LA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.org -En  Cuba no se practica la 
tortura, proclaman las autoridades nacionales, y así lo reproducen los 
medios de difusión, cuyos periodistas dedican extensos reportajes a 
escarbar en las incorrectas actuaciones de los países desarrollados, 
muchos de los cuales procuran eliminar tales prácticas y han fomentado 
la adopción de los documentos para la defensa de los derechos humanos.
Nuestra prensa oficial obvia las atrocidades cometidas en los países 
amigos del régimen, con los cuales intercambia votos de apoyo en los 
organismos multilaterales de derechos humanos, para continuar abusando 
de sus pueblos.
Incluso el gobierno ha procurado el apoyo de personalidades del mundo 
cultural en momentos de condena internacional por sus arbitrariedades. 
Ocurrió durante la primavera de 2003, cuando condenó en juicios 
sumarísimos a 75 pacíficos opositores y fusiló a tres jóvenes 
afrocubanos que en un incruéntamente habían tratado de secuestrar un 
barco para huir del país, sin ocasionar hechos de sangre.
En los últimos años, el cantautor Silvio Rodríguez condujo una cruzada 
artística para demostrar la "alegría y felicidad de los reos en las 
adecuadas prisiones con buenos planes de reeducación". Esa incursión de 
Silvio por las cárceles cubanas, falsa y cínica, fue editada en un 
documental que actualmente promociona por el mundo.
"Otra forma de tortura: el confinamiento en solitario", se titula el 
amplio artículo de Juana Carrasco, jefa de la sección internacional del 
periódico Juventud Rebelde, publicado el 9 de septiembre pasado. Destaca 
que las condenas en total aislamiento son una transgresión de los 
derechos humanos, aplicada –según ella-preferentemente a prisioneros 
políticos, minorías étnicas y enfermos mentales en Estados Unidos.
Sin duda ese tipo de castigo es condenable en cualquier parte el mundo. 
Y en las sociedades democráticas existen mecanismos legislativos, 
gubernamentales e independientes, para velar porque no se cometan. Entre 
ellos, hay organizaciones no gubernamentales imparciales, como Amnistía 
Internacional, a la que la periodista cita con un malintencionado "hasta".
Los objetivos, métodos y consecuencias del confinamiento en solitario, 
expuestos por la periodista de Juventud Rebelde, pueden ilustrar 
igualmente lo que en Cuba no debe hacerse, pero existe gran cantidad de 
ejemplos de cómo se ha aplicado y se aplica.
Aquí los prisioneros políticos son las principales víctimas del régimen. 
Así que procuran destruirlos como personas, privarlos de estímulos 
emocionales, intelectuales y físicos, desde el comienzo del 
encarcelamiento en las mazmorras de la Seguridad del Estado, donde los 
interrogatorios siguen métodos de tortura psicológica.
En las inhóspitas cárceles cubanas, los reos confinados en aislamiento 
son encerrados en pequeñísimas celdas, con puertas de acero y sin 
ventanas, con la humedad y el calor asfixiantes, y además llenas de 
insectos y roedores. Allí los tiran, casi sin ropas y sin comunicación 
con sus familiares, ni con amigos u otros reos; apenas con agua para 
tomar, asearse y limpiar los excrementos propios.
La alimentación, de por sí pésima para todos los presos, allí no puede 
complementarse con lo suministrado por los familiares en las visitas, o 
conseguido con otros internos. La atención médica es muy descuidada.
Los motivos para el castigo de confinamiento en solitario pueden ser 
provocados hasta por una palabra que el carcelero defina como un insulto 
a un dirigente o la revolución. La estancia puede prolongarse 
indefinidamente. Ejemplos pueden citarse muchísimos, entre ellos el año 
y medio de confinamiento en solitario, como mínimo, con que los 75 
iniciaron su peregrinar por las cárceles, al otro extremo de donde 
residían, a cientos de kilómetros de distancia, con lo cual castigaron 
también a sus familias.
¿Quién podría dudar en el mundo que aquello fue una bárbara agresión a 
la dignidad humana, un tratamiento desproporcionado, humillante, cruel, 
perverso, brutal, degradante, violador de los derechos humanos básicos, 
que es como justamente define ese castigo la periodista de Juventud Rebelde?
A partir del examen del informe presentado por el gobierno cubano, en 
mayo del presente año, cumpliendo su compromiso con el Articulo 19, de 
la Convención contra la Tortura, el Comité correspondiente de las 
Naciones Unidas emitió sus observaciones finales, entre ellas, la 
necesidad de aplicar adecuadamente las Reglas Mínimas para el 
Tratamiento de Reclusos, y  velar porque toda sanción cruel, inhumana o 
degradante, como el internamiento en celdas de aislamiento en 
condiciones deplorables, quede completamente prohibida como medida 
disciplinaria.
Asimismo, este comité de la ONU recomendó permitir la entrada, sin 
notificación previa, de observadores nacionales e internacionales 
destinados a prevenir la tortura o penas inhumanas o degradantes, 
comprendidas las organizaciones no gubernamentales de derechos humanos 
(entre las cuales se encuentra Amnistía Internacional). Téngase en 
cuenta que en Cuba ni siquiera se autoriza la asistencia de la Cruz Roja 
Internacional.
Los periodistas cubanos deberían procurar conocer la situación imperante 
en las cárceles de su propio país, con el objetivo de contribuir a crear 
condiciones humanamente adecuadas para el cumplimiento de las 
sentencias, la rehabilitación y la reincorporación a la sociedad de los 
reos, que malviven en inhóspitas circunstancias.
El análisis y la información sobre las causas socio-económicas de que 
nuestro país posee la quinta población penal más elevada del mundo, con 
531 presos por 100 000 habitantes, sería un valioso aporte a su solución 
paulatina.
Deberían estimular la revisión del Código Penal existente, que es 
draconiano y arcaico, y cuya reformulación el gobierno anuncia 
reiteradamente, desde hace años. También debieran aconsejarle al 
gobierno la suscripción de documentos internacionales como el Protocolo 
Facultativo de la Convención contra la Tortura, y la ratificación de los 
Pactos Internacionales de Derechos Civiles y Políticos, y Derechos 
Económicos, Sociales y Culturales.
Los reportajes incriminatorios y políticamente orientados contra otros 
países, sugiriendo que Cuba es el mejor es los mundos posibles, no 
ayudan a quienes, en nuestro país, y en nuestros hogares, padecen las 
crueldades del confinamiento carcelario.
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