Explotación laboral en las cárceles de Cuba
Lunes, Junio 18, 2012 | Por Juan Carlos Linares Balmaseda
LA HABANA, Cuba, junio, www.cubanet.org – Una vez comprendido que Cuba
es una isla prisión y que sus cárceles son las celdas de castigo, se
impone admitir la existencia de mano de obra barata en una, y la trata
de reclusos, bajo condiciones de semiesclavitud, en las otras.
En PROVARI, una de las empresas comercializadoras de Productos Varios,
en la provincia de Camagüey, se producen útiles del hogar. Además, hay
una línea de confecciones textiles. También se elaboran bloques para
levantar paredes, tanques plásticos para agua, cercas de malla. Hay
talleres donde se trabaja con madera y en aluminio, así como áreas para
ensamblar bicicletas, fogones, y para manufacturar carbón vegetal con
destino al turismo internacional y para la exportación.
Estar ubicada a escasos metros de la prisión La Empresita, le permite a
PROVARI tener asegurada la mano de obra muy barata, en circunstancias de
total indefensión para sus trabajadores. Esta empresa pertenece al
Ministerio del Interior.
Los activistas políticos Iván Álvarez Mosquera y Darío García Reyes,
presos en La Empresita, citan como ejemplo de explotación laboral al
joven recluso Yasiel García Rodríguez, quien fue contratado por PROVARI
para hacer cercas de mallas y después de tejer en un mes 187 rollos (de
10 metros de largo por 2 de alto), recibió como salario 196 pesos en
moneda nacional (8 dólares).
Sin embargo, cada uno de esos rollos de cerca se vende a la población,
en la red estatal de tiendas minoristas, por un precio superior a los
1200 pesos (48 dólares). Entonces la producción mensual del recluso
representó casi un cuarto de millón de pesos al Estado.
Recientemente arribaron a PROVARI bicicletas en piezas, de los modelos
todoterrenos o montañesas de 20 y 26 pulgadas, para ser ensambladas
allí. La norma ya fue establecida: cada 18 bicicletas ensambladas, el
reo gana 10 pesos en moneda nacional (menos de 50 centavos de dólar). En
su mayoría, las bicicletas serán vendidas en Tiendas Recaudadoras de
Divisas, a precios que rondan los 120 dólares. Entonces 18 bicicletas
representan para el Estado una recaudación equivalente a unos 50 mil
pesos en moneda nacional, o sea unos 2 mil dólares.
El panorama no es menos triste en la prisión Toledo 2, en La Habana,
desde donde nos informa el recluso Leopoldo Alonso Perdomo, de 35 años,
albañil en una brigada que edifica viviendas para militares. Los
apartamentos -de 2 y de 3 dormitorios, baño, cocina y sala-comedor- son
contratados a los constructores por 22 000 pesos en moneda nacional. De
esa cifra les descuentan 75%, más otro 0.9% de vacaciones, las que no
disfrutan muchas veces, ni siquiera en permisos de estímulos para
visitar a sus familiares. Al final, ese casi 25% que les queda debe ser
dividido entre todos los que participan en la obra, incluyendo técnicos
y oficinistas emplantillados, sean reclusos o no.
Recientemente se produjo un gran escándalo que trajo el tema a la prensa
mundial al descubrirse que la mundialmente famosa empresa sueca Ikea
había utilizado mano de obra de presos cubanos, contratados a través de
un convenio con la desaparecida República Democrática Alemana, pero el
uso de los presos en Cuba como mano de obra semi esclava es algo mucho
más extendido que lo que destapó el escándalo de Ikea.
Es una práctica inhumana que se hace extensiva a las demás prisiones del
país. Habría que ver cómo el ministerio de interior se las arreglaría
para ocultarla a los ojos de los observadores de Naciones Unidas, si es
que por fin algún día el régimen cumple su promesa de recibir a sus
relatores en las prisiones cubanas.
http://www.cubanet.org/articulos/explotacion-laboral-en-las-carceles-de-cuba/
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