Jueves, 01 de Septiembre de 2011 00:47
Dania Virgen García
San Miguel del Padrón, La Habana, 1ro de septiembre de 2011, (PD) Desde
el Combinado del Este, el recluso cubano-americano Carlos Alberto Pérez
Ávila denuncia que lo retienen en prisión por un delito no cometido y
del que ha sido declarado inocente.
Ciudadano americano, Pérez Ávila fue arrestado en el año 2007, cuando se
encontraba de visita en Cuba. En la causa 165/2007, lo juzgaron por
asesinato y lo condenaron a treinta años de privación de libertad.
En respuesta a su petición de revisión de causa al fiscal general de la
república recibió una carta enviada el 17 de diciembre 2010 por el vice
fiscal general Carlos Raúl Concepción Rangel, donde queda claro que el
acusado no cometió el delito.
Según la carta del vice-fiscal general: "Los fiscales y jueces
cometieron fallos desatinados, culpándolo cuando no hubo prueba alguna
que lo involucrara con los hechos que le fueron imputados, anulando la
sentencia impugnada y procediendo con el artículo, 464, inciso 6 de la
ley de procedimiento penal, disponiendo la nulidad de las actuaciones y
la retroacción del proceso".
No obstante, Carlos Alberto Pérez sigue en espera de su libertad. Ha
estado en Villa Marista en dos ocasiones. La última vez fue por siete
meses, y le reabrieron el expediente, pero quedó demostrada su inocencia.
La Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana tiene
conocimiento de los hechos. El recluso ha sido visitado por funcionarios
norteamericanos, que tienen en su poder todos los documentos antes
mencionados.
El preso presenta síntomas de colitis ulcerativa y ulcera duodenal, por
lo cual tiene que recibir dieta pero hace cuatro meses que no recibe la
adecuada.
Se niega a ponerse el uniforme de preso porque padece de dermatitis y
para protestar porque es inocente y lleva en prisión cuatro años
ilícitamente. Los funcionarios de orden interior lo han amenazado y
castigado por no ponerse la ropa de preso. El 19 de agosto le negaron la
visita consular. También por no vestir el uniforme le impidieron
participar en una misa oficiada en la prisión por dos sacerdotes católicos.
El día 13 de agosto el primer teniente Ernesto Miranda, reeducador del
piso 3, le comunicó en forma descompuesta que no le interesaba que
estuviera autorizado por los jefes de la prisión a no usar uniforme,
porque él disponía allí "lo que quisiera".
Pérez Ávila afirma que ha recibido torturas sicológicas y físicas por
parte del oficial llamado Riquelme, en las celdas de mayor rigor del
área 47, donde pasó dos años y seis meses.
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