Ser preso político en la isla de Fidel Castro
Bayonetazos, celdas de castigo, hambre, confinamiento en solitario
martes, enero 12, 2016 |  Tania Díaz Castro
LA HABANA, Cuba.- En la isla de Fidel Castro ocurren cosas 
inverosímiles. El Fiscal General de la República, el señor Darío Delgado 
Cura, ha repetido lo mismo que sus antecesores: "En Cuba no hay presos 
políticos, porque respecto a la mayoría de aquellos que se auto titulan 
disidentes, son presos comunes".
Sin embargo, hoy, que se conoce muy bien la trágica y larga trayectoria 
de la prisión política bajo el castrismo, no se recuerda que entre los 
miles de presos políticos que durante décadas sobrevivieron en las 
cárceles de Castro, sin visitas familiares, sin correspondencia, sin 
derecho prácticamente a nada, uno de ellos, uno solamente, haya recibido 
durante sus largos años de prisión un regalo parecido al de Gerardo 
Hernández Nordelo, el espía líder de la conocida Red Avispa.
La historia de Gerardo Hernández es muy distinta a la de Mario Chanes de 
Armas, uno de los presos políticos cubanos más memorables.
Hernández cumplió sólo 16 años de prisión en Estados Unidos pese a ser 
condenado a cadena perpetua, encontrado culpable de conspiración para 
asesinar.
A Chanes, a pesar de haber formado parte del asalto al Cuartel Moncada y 
de ser expedicionario del Granma, Fidel Castro lo condenó a treinta años 
de prisión, cuando aquél decidió no seguirlo en el comunismo; pena que 
cumplió hasta el último día, convirtiéndose así en el preso político que 
más tiempo ha permanecido en prisión.
A Gerardo le hicieron un regalo tan lindo como costoso: una 
fertilización in vitro, que pudo valer mucho más de veinte mil dólares 
–no se ha dicho quién la pagó–, mientras que a Mario Chanes no le 
permitieron asistir a los funerales de su hijo.
¿Quién, de los miles de presos políticos que han pasado por las cárceles 
cubanas, logró que el gobierno castrista o el gobierno de Estados Unidos 
lo complaciera e invirtiera una gran suma de dólares para que tuviera un 
hijo a distancia, con la mujer amada?
Bayonetazos, celdas de castigo, hambre, confinamiento en solitario… sólo 
eso obtuvieron en cautiverio.
Todos, sin excepción, sufrieron los traumas del confinamiento en 
solitario, específicamente en las unidades especiales de máxima seguridad.
Todos, sin excepción, conocieron las cárceles más crueles de la era 
moderna, cárceles a las que siempre se les ha negado la entrada a los 
relatores del órgano de Derechos Humanos de la Organización de Naciones 
Unidas (ONU), contra la tortura y otros tratos o penas crueles, 
inhumanos o degradantes, según testimonios de numerosos especialistas de 
esa entidad internacional.
Sus testimonios son bien conocidos por los miles de opositores políticos 
que componen el Movimiento de los Derechos Humanos de Cuba. Sus libros 
han pasado de mano en mano, aunque estén prohibidos por el Consejo de 
Estado.
Recordemos al Mandela cubano, Eusebio Peñalver Mazorra, negro, de origen 
humilde, con grados de oficial del ejército de Fidel Castro, condenado 
luego a treinta años de prisión por luchar contra el comunismo, de los 
cuales cumplió 28.
Al Comandante Hubert Matos, con su valiosísimo libro "Cómo llegó la 
noche", al poeta Ernesto Díaz Rodríguez, con su libro "Rehenes de 
Castro" y su buena y honda poesía –el último de los presos políticos en 
ser liberado, en abril de 1991, después de haber estado 22 años en 
prisión–, o aquel primero, "Contra toda esperanza", de Armando Valladares.
Y más tarde, los 75 presos en 2003, entre ellos el poeta y periodista 
Raúl Rivero, Manuel Vázquez Portal, Jorge Olivera, Adolfo Fernández 
Saínz, el economista y querido Chepe, ya fallecido.
Quiso decir con eso el señor Delgado que en Cuba no puede haber 
oposición política. ¿Ha leído acaso el artículo 19 de la Declaración 
Universal de los Derechos Humanos, ya que, según señala "gran cuota de 
responsabilidad en la concreción de ese desvelo le corresponde a la 
Fiscalía General de la República"?
En fin, que entender a los comunistas en el poder, es en realidad algo 
muy complicado.
Source: Ser preso político en la isla de Fidel Castro | Cubanet - 
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