"En la prisión vi lo que me faltaba por ver"
"Me pusieron a trabajar en la nevera de Alan Gross cuando todavía estaba 
preso, ¡aquello parecía una fábula!"
lunes, septiembre 7, 2015 |  Frank Correa	
LA HABANA, Cuba.-  Alexander Guillén barre el parque de Mañanima, en 
Jaimanitas, con un viejo escobillón que trae de su casa. La Empresa de 
Servicios Comunales no entrega medios de trabajo para desempeñar su 
labor, tampoco merienda, ni siquiera garantiza agua a sus empleados, en 
cambio les exige calidad y toma represalias si no cumplen con la norma 
diaria.
¨No dan escobas, ni recogedores, ni nada. El salario son 23 pesos 
diarios desde las 6 de la mañana hasta la 1 y 30 de la tarde, hora que 
pasa el supervisor. Si él encuentra una hierbita, o un papel en tu área 
entonces te 'tumba' el día. La merienda se la cogen en la empresa y la 
reparten entre los jefes. Y ni hablar de los medios de trabajos, que 
nadie conoce su destino¨, comenta Alexander.
Él tiene que cumplir un año de castigo en este empleo, pues en el 2014 
fue sancionado a dos años de privación de libertad por el delito 
¨Intento de salida ilegal del país¨. Pasó uno en prisión, luego el 
tribunal le cambió la sanción a trabajo domiciliario. Le preguntó 
detalles de su delito y me cuenta:
¨Me detuvieron en el aeropuerto José Martí, cuando me disponía a viajar 
a Guatemala. Me acusaron de falsificación de documentos. Había pagado 
trescientos CUC a una funcionaria de la embajada de Guatemala, pero en 
la investigación no quisieron contactarla, aludieron que aquello era 
territorio guatemalteco donde Cuba no tenía jurisdicción. Le dije que 
ahí estaban las cintas de las cámaras, y el custodio, que me vio 
realizar los trámites, que yo no tenía recursos para confeccionar y 
falsificar una visa, pero mis argumentos no le interesaron. El  día del 
juicio me llevaron para el campamento Reloj Club, de Boyeros, donde viví 
un infierno¨.
Le pregunto si pudo recuperar el dinero del pasaje.
"No. Aunque era reembolsable, en el aeropuerto me exigieron presentar el 
pasaporte, pero la policía lo tenía confiscado, perdí los 900 dólares. 
Mi esposa 'se la vio negra', no le permitían llevarme comida, ni 
siquiera que viera a mi pequeño Alexis. En el campamento nos levantaban 
a las cuatro de la mañana y en brigadas nos llevaban a realizar trabajos 
forzados. Algunos íbamos a limpiar el zoológico, otros a limpiar el 
cementerio Colón, y los más confiables a construir en las viviendas 
particulares de los jefes y oficiales. Con un vaso de refresco en el 
estómago y un pan con nada, a veces teníamos que desmontar rastras de 
hasta 2000 bloques, casi siempre de madrugada, allí me jodí la columna, 
entonces me pasaron al almacén".
Alexander comenta que entonces mejoró un poco su situación: ¨Mejoré de 
la columna y del estómago. Me pusieron a trabajar en la nevera de Alan 
Gross cuando todavía estaba preso, ¡aquello parecía una fábula! No me 
explico por qué perdió los dientes, y bajó de peso. Jamones, helados, 
quesos, carnes, bebidas de toda clase,  el tipo comía a la carta, y yo 
también, aunque los oficiales nos gritaban que no podíamos tocar nada, 
yo me harté de lo lindo. Los otros presos me decían: ¡Estás loco… te vas 
a escachar…! Y le contestaba: No me importa, ¿qué me van a hacer? 
¿Meterme preso? Ya lo estoy. Al final me botaron, y fui a parar al 
almacén central, donde se prepara la jaba de los oficiales. El trabajo 
era todo el día con un hacha cortando carne, de res, de cerdo, 
preparando los sacos con arroz, frijoles, galleticas, lo inimaginable. 
Allí comprendí por qué jamás van a soltar esto, la vida de yuma que 
viven, los autos, el aire acondicionado, las vacaciones en Varadero, en 
el almacén parecían hormigas tambochas cargando comida y materiales de 
construcción para sus casas."
¿Qué piensa hacer Alexander con su vida cuando termine la sanción?
"¿Qué pienso hacer? ¡Irme de aquí! ¡Para cualquier parte! En la prisión 
vi lo que me faltaba por ver. Hombres sancionados a cinco años, por 
vender una jaba de papas. Otros que ni siquiera tenían causas probables, 
trabajando como mulos, alimentándose como ratas, y a oficiales viviendo 
la dulce vida… Y aquí afuera, en la empresa de comunales, barriendo todo 
el día con la escoba que uno tiene que traer de su casa, recogiendo la 
basura con la mano, sin merienda, ni agua, para que al final de la 
jornada pase el supervisor y solo porque encontró un papel en tu área, o 
una hierbita, te tumbe los 23 pesos, que no alcanzan ni para comprarle 
una cajita de comida a tu chama. Eso no es justo, ni ético, ni lógico, 
ni moral, ni humano. No tiene nombre. Por eso, ¡voy echando!"
Source: "En la prisión vi lo que me faltaba por ver" | Cubanet - 
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/en-la-prision-vi-lo-que-me-faltaba-por-ver/
No hay comentarios:
Publicar un comentario