Lunes, 11 de Julio de 2011 02:28
Jorge Luis González Suárez
Plaza, La Habana, 11 de julio de 2011, (PD) Estuve de visita en fecha
Recientemente acompañé a una madre que visitaba por vez primera a su
hijo, recluido en la prisión del VIH. Este lugar, ubicado a unos dos
kilómetros de San José de las Lajas, en la actual provincia Mayabeque,
alberga a reclusos que poseen la enfermedad conocida por sus siglas en
español como SIDA.
Según el reglamento, los hombres tienen una visita al mes, en regímenes
de 2 o 4 horas, si es por estímulo esta última. Al preguntar cuál era la
diferencia, se nos ofreció una respuesta ambigua. Las mujeres pueden
recibir visitas cada 15 días.
El sitio está rodeado por un alto muro de hormigón prefabricado que
culmina en un alambre circular erizado de púas. La puerta de entrada
para visitantes es de planchas de hierro con una pequeñísima ventana,
muy parecida a las que hay en las celdas de castigo.
Un cartel pintado en la pared indica las prohibiciones, tales como: "no
traer alimentos no elaborados", "apagar los celulares", "no memorias",
etc." Al final, agrega: "no se permiten visitas no programadas, excepto
los que vivan fuera de la provincia". Como una gran parte de los presos
son de La Habana u otras provincias, esta reglamentación es
contradictoria y discutible, pues no se ajusta a la realidad. Sin
embargo, el horario de entrada y salida no aparece por ningún lado, y se
viola con sistematicidad, según algunos parientes.
Cuando se pasa dentro, se halla uno ante un hacinado bloque de barracas
de mampostería con ventanas de aluminio y techo de fibrocemento, lo cual
aumenta el calor del espacio interior, por ser además esta una zona
llana y despejada. El perímetro del lugar no excede los 800 metros
cuadrados. Los presos dentro de estas supuestas galeras están divididos
por cubículos de 10 literas, con un baño colectivo y un televisor. Todo
fuertemente enrejado. Estas divisiones reciben el eufemístico nombre de
"destacamentos".
Se procede a una previa revisión minuciosa de todo lo que se va a
introducir. Con lo que no se puede pasar, se quedan los carceleros para
entregarlo después a los reos. Nada más permiten entrar directo la
comida que se va a consumir con el detenido. Se despoja a los
visitantes, hasta que salgan, de cualquier objeto que lleven que
consideren inadmisible, como por ejemplo, un corta-uñas.
Una información bien visible colocada en el lugar de revisión es la
referente al tipo de análisis que debe tener cada penado "CON O SIN
SIDA". Esto me llenó de espanto al enterarme así de que lejos de estar
aislados, conviven pacientes enfermos con los sanos, por lo tanto el
riesgo de contaminación es muy alto. Entonces lo de prisión-hospital
especializada es una gran mentira.
Pude indagar con el prisionero otras cosas que me llenaron de horror. El
régimen alimenticio con dieta reforzada no se cumple. Hay un solo médico
para todos y este le confesó a la madre que el Instituto IPK que atiende
a los enfermos con el virus nada más permite chequear 24 casos al mes de
los 400 aproximadamente que están allí. El doctor de cabecera de éste
paciente se contradijo primero, pues le aseguró a la mamá que en esta
locación estaría mejor atendido que en el propio centro asistencial.
La causa por la cual este hombre está en prisión es por adquirir carne
de res de forma ilícita. El fiscal pidió 3 años de prisión domiciliaria,
pero fue condenado a 5 con internamiento. El preso afirma que los que
mataron la res, quienes tenían petición fiscal de entre 8 y 9 años de
cárcel están en libertad con una multa de $ 2.000 pesos. Una explicación
a tal arbitrariedad puede ser que sobornaron al tribunal producto de la
corrupción generalizada que existe. La otra explicación es que los
matarifes fueran agentes policiales infiltrados que se dedican a
'promover acciones de este tipo contra personas que ellos desean
eliminar. De ser este el caso, el delito que castigó el estado es no
querer trabajar para él por los misérrimos salarios que hoy se pagan.
Las conclusiones son evidentes. Están expuestas en los propios hechos.
¿Cuál es el país del mundo en que adquirir carne de res es una
infracción? ¿Cuáles son entonces los derechos humanos? Me gustaría
recibir las opiniones que tienen de estos hechos algunos como el
escritor Norberto Fuentes, quien afirma que en Cuba se empiezan a
producir cambios. ¿Dónde? porque no los vemos.
http://www.primaveradigital.org/primavera/sociedad/sociedad/1782-la-prision-del-vih
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